Época:
Inicio: Año 1000
Fin: Año 1299




Comentario

La nueva ciudad fue creciendo lentamente. En el siglo XI muchas de las orillas de los pequeños islotes estaban ya consolidadas y se habían excavado algunos canales, mientras que otros eran soterrados para facilitar la comunicación. La urbe se extendía desde la Riva degli Schiavoni hasta la punta de la Dogana y San Giorgio, levantándose algún puente de madera, aunque lo habitual era que la población se comunicara con botes. Las vías interiores sólo servían para unir pequeñas comunidades. Pero ya en estas fechas se estaban empezando a construir dos de las señas de identidad de la ciudad. En el huerto pantanoso del monasterio de San Zacarías se estaba levantando una iglesia dedicada a san Marcos. El antiguo castillo ducal que se erguía poderoso y fortificado con sus torres en los ángulos en la zona de Rialto estaba siendo sustituido por el nuevo en las cercanías de la basílica. Pero Venecia todavía conservaba el aspecto de una ciudad fortificada típica de la Edad Media, con un sistema defensivo que comprendía torres en la punta de la Dogana, San Giorgio y la iglesia de Santa Maria Zobenigo, cerrándose el acceso al Gran Canal a través de una gruesa cadena.
Las constantes peticiones de la flota veneciana por parte bizantina para luchar contra los musulmanes supondrán cada vez mayores privilegios y el aumento de la independencia veneciana. Venecia iba obteniendo la supremacía sobre la metrópoli al conseguir la libertad de comerciar por todo el Imperio sin pagar tributos. En el siglo XII crecía la rivalidad de Venecia con Pisa y Génova -apoyadas por Bizancio-, las otras urbes con intereses comerciales en el Mare Nostrum, al tiempo que los venecianos ampliaban sus factorías en todas las costas del Mediterráneo oriental.

La amenaza del Sacro Imperio Romano Germánico sobre las ciudades comerciales del norte de Italia era cada vez mayor, ya que las consideraba una legítima herencia del Imperio Romano de Occidente. La posesión bizantina de Venecia dejó a la ciudad al margen de las luchas que tuvieron que mantener el resto de las urbes, apoyadas por el papado, contra el Imperio. Finalmente, Venecia se adhirió a la Liga Lombarda, confiándose a sus representantes los aspectos diplomáticos. No en balde, el dux Sebastiano Ziani consiguió la firma de la paz entre el emperador Federico Barbarroja, el papa Alejandro III y las ciudades del norte de Italia. Venecia se convertía así en una potencia con los mismos derechos que sus aliadas, aunque nominalmente dependiera de Bizancio.

La independencia definitiva de Venecia -denominada de esta manera oficialmente ya en el siglo XIII- respecto a Bizancio se consiguió en tiempos del dux Enrico Dandolo. Ya desde hacía tiempo los cruzados partían desde la isla del Lido hacia Tierra Santa en barcos venecianos, pagando el consiguiente tributo. Gracias a sus habilidades, este dux consiguió que los cruzados que partían en barcos venecianos para luchar en la Cuarta Cruzada se avinieran a conquistar Constantinopla.

La preparación de la Cuarta Cruzada tenía como finalidad un nuevo ataque al delta del Nilo, bajo impulso veneciano. Su desviación hacia Constantinopla obedeció a móviles políticos y económicos: Alejo, hijo de Isaac II, ofreció a venecianos y cruzados una ayuda inmensa de 200.000 marcos de plata y 10.000 soldados para pelear en la cruzada si, previamente, restablecían a ambos en el trono imperial, del que Isaac había sido desplazado, en 1195 por su propio hermano Alejo. Tal propósito se cumplió gracias a la ayuda occidental en julio de 1203, pero las cláusulas compensatorias no se hacían efectivas y, en enero de 1204, un nuevo golpe instaló en el poder a Alejo V. Aquello precipitó la conquista y saqueo de la capital por los cruzados, en abril, y el reparto de la mayor parte del territorio imperial, atribuido a diversos nobles occidentales.

Venecia obtuvo nuevas ventajas económicas y de control político, pudo comerciar directamente en el Mar Negro y mejoró su instalación en el Egeo, se reservó el "cuarto y mitad" de las rentas imperiales e influyó en el nombramiento del nuevo patriarca latino de Constantinopla, Balduino de Flandes. Podemos afirmar que Venecia es "de facto" una ciudad independiente, con una amplia cadena de puertos bajo su control a lo largo y ancho de toda la costa oriental mediterránea, islas incluidas. Entre las numerosas obras de arte llegadas a Venecia destacan los famosos caballos de San Marcos, procedentes del Hipódromo de Constantinopla.

El control veneciano del Mediterráneo oriental pronto motivó la aparición de un nuevo enemigo: Génova. En el año 1261 genoveses y bizantinos conseguían unir sus fuerzas y eliminar el reino que los cruzados habían instituido en territorio bizantino. Gracias a la flota y al apoyo genoveses, Miguel VIII recuperó Constantinopla (julio de 1261), las islas que aún controlaba Venecia y algunos territorios complementarios. Génova, por su parte, tuvo libertad de comercio en los mares Egeo y Negro con privilegios mayores que los tenidos hasta entonces por Venecia. Pero los vencidos de 1261 no renunciaron a restaurar la situación anterior: hubo guerra con Venecia hasta 1265. Gracias a la habilidad diplomática veneciana, el emperador bizantino restituiría algunas competencias comerciales venecianas anteriores pero la lucha con Génova se mantuvo viva durante dos siglos más.